“tenerse a sí mismo no indica identidad,
naturaleza, posesión ni propiedad sino tensión, desequilibrio e inquietud… El
hombre se tiene…porque se tambalea, porque, si no hace esfuerzos por tenerse,
por caminar erguido, se cae…este tenerse
en sí mismo…designa una decadencia esencial”
José
Luis Pardo La Intimidad, ed.
Pre-texto pag 40.
En
equilibrio
El sujeto contemporáneo es un espécimen singular que
se siente así mismo como un extraño, como un extranjero en su propio cuerpo, un
ser con un concepto de identidad difuso y múltiple. Un sujeto equilibrista que
intenta mantenerse a sí mismo en la cuerda floja, aguantarse en el
desequilibrio, mantenerse en una tensión gravitatoria para no caerse al suelo,
que le permite desplazarse sobre terrenos hostiles e inhóspitos. Este eterno
balancear, este tenerse a sí mismo
del sujeto es lo que conforma y construye su identidad, es constitutivo de la
identidad. Las determinadas formas de inclinarse, de tenerse en sí, de mantenerse en equilibrio, lo atan a la vida y lo
acerca a la verdad de su muerte, de su existencia, de su mortalidad. Mientras allá vida en el sujeto y
sea consciente de su existencia habrá incertidumbre.
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